Antes de llegar el agua del Canal de los Monegros no había otra que la caída del cielo. El agua de lluvia era recogida por las balsas del término municipal de Candasnos. Eran las que surtían de agua de boca a los vecinos, a las bestias de labor y a las ovejas.
Encontramos la Balsa del Tejar donde abrevaban los rebaños de la trashumancia; el Hondo de la Unilla, laguna con frecuencia completamente seca antes de los regadíos y que actualmente está llena de agua y de vida gracias a las escorrentías de lo que se riega con el canal; la Balsa de las Mulas donde se construyeron posteriormente las piscinas municipales; la Balsa del Pozo, el Balsalote y la Balsa Buena utilizada exclusivamente para consumo humano.
LA BALSA BUENA
La Balsa Buena pertenecía a la infraestructura de abastecimiento de agua de la antigua calzada romana que unía Tarraco con Caesaraugusta.
Se trata de un vaso circular, formado por muros de grandes piedras, de 20 metros de radio y 3 metros de altura, con un pilón en el centro que mide el nivel del agua y cinco aberturas equidistantes. Se alimentaba de agua por la del norte y se aliviaba por la del sur, que era más ancha y era por la que los vecinos de Candasnos generalmentela extraían .
El agua de la Balsa Buena era extraída por las mujeres con cántaros y se guardaba fresca en las tinajas de las bodegas.
Estaba prohibida la recogida de agua con cualquier medio o sistema que no fuera el cántaro, por medidas higiénicas, ya que los pozales o galletas eran también utilizados para otros fines; también por economizar y evitar el abuso del consumo de agua, ya que costaba más llenar un cántaro, obligando incluso a formar filas para la extracción.
Periódicamente se procedía a la limpieza de la Balsa Buena. Se dividía en quiñones iguales o porciones de cargadal o barro sedimentado, que se asignaba a cada familia del pueblo y que estaban obligados a la extracción del barro de cada tajo.
Estas líneas están extraídas de un interesante monográfico de José Bada sobre el tema
Fotografías